Recuerdos de Sangre - Capítulo 7: Te contaré un pequeño secreto
- Kyon Andres
- 26 abr 2020
- 9 Min. de lectura
Día actual
—Parece que te quedaste pensando en tú pasado —declaró Simón mirando con desdén a su enemigo ya que notaba como pese a la situación era abrazado por Prudence sin tomar énfasis en algo adicional. A su lado se ubicaba Teresa que sostenía en sus manos la espada forjada con el fin básico de eliminar toda criatura sobrenatural. Tiempo atrás se había jurado matar a Marcos y a cada vampiro que osara pasear por su camino.
Prudence era una joven de cabello negro lacio cuya longitud seguía hasta por debajo de los hombros, ojos oscuros como la misma noche y una sonrisa cautivadora, lo cual, sumado a un cuerpo escultural y bien proporcionado, dejaría sin aliento a cualquier ser masculino, o femenino de ser el caso. Por otra parte, Marcos era joven de cabello negro y ojos castaños que combinaban en su mirada cubierta de seriedad. Su estatura era muy superior a la media de su especia, combinaba con su tez definida por músculos.
Al lado contrario estaba Teresa, una joven de cabello grisáceo y ojos color miel, tez blanca y unos labios provocativos. Simón era de la misma estatura que su acompañante, cabello y ojos tonalidad castaño oscuro, fornido.
—¿El pasado? —preguntó Marcos con evidente molestia—. Eso solo es una vaga ilusión de nuestras anteriores vidas, si tomamos en cuenta que viviremos toda la eternidad, no es de sorprenderse que, para ustedes, criaturas efímeras, el pasado sea algo de importancia
—¿Crees que tienes la de ganar Marcos? ¿O te debería llamar Tomás? —enunció Teresa con un evidente tono de búsqueda de pelea. La espada brilló por la acción de las luces de un pequeño grupo de faros cercanos
Marcos sonrió por unos momentos. Tomás era su segundo nombre y lo usaba con algunos de sus amigos y familiares cercanos antes de su transformación. Conocía a Teresa de esa época, incluso sus hermanos actuales lo habían llamado así. Era una táctica errónea para conseguir su ira.
—Puedes llamarme como desees. A final de cuentas el nombre solo es el identificativo al que tú estás normalizada a llamarme.
Teresa se mordió el labio inferior con molestia. Definitivamente no esperaba ese tipo de respuesta, planeaba que se enojara y bajara la guardia para aprovechar el ataque con una mejor oportunidad—. La guerra entre los vampiros y los sobrevivientes humanos está por iniciar
—¿Humanos? —indagó Prudence con una risa infantil—. Según tenía entendido también esas infames criaturas están aliadas con todas las comidas como ustedes, sin contar a los demás —concluyó entornando sus ojos
—Pero también hay uno de los suyos que se encuentra peleando a nuestro lado, Julia. Ella ha sido un dolor de cabeza para ustedes—completó Simón. Tanto el rostro de Prudence como el de Marcos cambiaron de facciones y se mostraron furia, el solo hecho de recordar a esa mujer les llenaba de rabia, ya que había causado demasiados problemas como para poder dejarla morir en paz.
—Parece que has dado en el clavo, Simón —concluyó Teresa sonriendo con placer al ver que había algo que en verdad les irritaba.
—Puede ser que tengan razón, la guerra es algo que ya sabíamos se aproximaba, deberían darse cuenta de que en la ciudad fantasma se están organizando los fuertes y los preparativos, todos mis hermanos están preparados para lo que planean hacer ustedes. Así que creo lo mejor es, que sus compañeros se preparen ya que ninguno de ustedes saldrá de aquí con vida.
—¿En serio? —declaró Simón sacaba de su chaqueta un par de cadenas las cuales empezó a agitar en el aire. Teresa ejecutó varios mandobles a su espada de forma amenazante y la facción de sus ojos irradió ira.
Marcos resonó los huesos de sus manos y cuello. Por su parte, Prudence reía con placer al ver que se iba a dar una gran pelea con resultados inauditos.
De un rápido movimiento Teresa saltó en dirección de Marcos con toda fuerza, su mano derecha sostenía con potencia la espada qué se dirigió agresivamente hacia el cuello de Marcos, sin embargo, el vampiro de un rápido movimiento extendió su mano izquierda; y, para sorpresa de ambos humanos, el mandoble fue detenido sin mucho esfuerzo. Teresa enarcó su ceja derecha ante la situación en la cual se encontraba, mientras intentaba ignorar la risa aguda que Prudence generaba en ese momento.
Teresa reaccionó rápidamente con una fuerte patada en dirección del muslo del vampiro, para su sorpresa la resistencia muscular del enemigo era mayor a lo esperado y sintió como sus nervios saltaban del dolor. Marcos sintió como su pierna se movía varios milímetros sin que lo deseara, a pesar de la debilidad humana, el ataque había tenido efecto. Soltó la espada y se alejó, enseguida notó como una quemadura liviana se mostraba en su palma, producto de alguna bendición en la misma.
—¿Acaso planeas ver todo desde el segundo asiento? —preguntó Marcos con impaciencia. Los planes que tenía debían lograrse rápidamente, sus hermanos lo esperaban para iniciar la totalidad.
Simón no respondió ante la provocación con palabras, sus manos estiraron las cadenas que tenía en su mano, las cuales con ligeros movimientos se separaron en dos, una de las cuales golpeó el pecho del enemigo. Marcos no esperaba ambas cadenas, por lo que se alejó y llevó su mano al pecho, las armas benditas que llevaban sus contrincantes eran un problema, maldijo a Kozlov por ello. Si hubiera cumplido su trabajo a cabalidad nada de esto estuviera pasando.
Teresa y Simón se lanzaron al ataque con rápidos movimientos de arma ofensivos que buscaban lograr una herida fatal en el enemigo, consiguiendo así su abertura para eliminar totalmente. Estaban seguros que Prudence no sería un problema mayor para ellos, después de todo vampiros de mayores rangos que ella habían perecido en sus manos.
Marcos evadía la velocidad con la que lo atacaban, notaba las técnicas que usaban, fueron entrenados por sus enemigos. Sonrió ante ello, una vez que el plan finalizara, toda la existencia estaría a sus pies—. ¿Cuál es su verdadero objetivo? ¿Creen que eliminándome a mí podrán retomar el control de la Tierra?
—Considéralo un favor —respondió Teresa con un mandoble de la espada que rasgó el ropaje de Marcos. Este al notar ello suspiró con molestia, la mayoría de ropa del planeta se encontraba en estado deplorable, ahora tenía que ver cómo arreglar su vestimenta.
—No tienen la capacidad para vencerme y lo saben
—Los rumores de tu fuerza son exagerados Marcos. Sabemos que el asesinato que realizaste fue en conjunto de tus hermanos.
Marcos le miró por unos breves segundos antes de desviar la mirada con desdén. Era evidente las noticias recorrían el mundo a pesar que la tecnología de mensajería instantánea había sido abatida tiempo atrás.
—El asesinato del Maestre y su guardia personal fue planificada en conjunto con tus hermanos. Sin embargo, el rumor de que fuiste solamente tú recorrió todo lugar de resistencia, mermando así el valor de los humanos sobrevivientes. Conocemos la verdad y por ello no eres una gran ofensa para nosotros.
—Ese viejo tenía ideas anticuadas sobre los humanos. Eran envases llenos de sangre, pero nunca consideró que no eran renovables. Nuestra oferta es más considerable en racionar nuestra fuente de alimento y energía. Sí, mis hermanos estuvieron ahí, pero ellos no participaron, lastimosamente tus informantes no tienen buen acceso a la información.
Teresa se mordió la lengua para evitar continuar en la provocación. Dio dos mandobles rápidos cerca del cuello del vampiro, fallando por escasos centímetros. Simón envolvió una de las cadenas alrededor del brazo, la cual con la presión inició una quemadura en el brazo del vampiro, una pequeña hilera de humo se observaba. Marcos gruñó ante el dolor, definitivamente sentía que la cadena estuviera cubierta de un ácido.
Ella se acercó ante la abertura de su enemigo, pero Marcos generó una onda de choque desde su mano derecha que lanzó a la joven contra un grupo de cajas de basura sucias. Alejado de su enemiga tomó la cadena con su mano y la acercó con fuerza trayendo a Simón a su cercanía y de un fuerte golpe con su pie rompió la pierna del humano, el cual cayó al suelo en medio de un grito de dolor.
Prudence profirió un bostezo y se escondió en medio de los árboles, era la mejor oportunidad para alejarse de ese lugar, ahora que Marcos había empezado a usar sus habilidades de vampiro, era preferible alejarse de su presa.
Teresa se levantó de entre las cajas de basura y notó una herida en su abdomen, al caer con fuerza una de las varillas de metal que estaban entre la basura le había causado un corte de profundidad considerable. El dolor aumentaba, pero tenía que ir en ayuda de su amigo antes que fuera asesinado.
Simón intentaba alejarse de Marcos, estaba herido y no tenía forma alguna de defenderse o atacar de darse el caso. Su cadena cayó sonoramente al piso cuando fue liberada del brazo del contrincante—. ¡Aléjate! —gritó
Teresa tomó su espada para detener a Marcos de su cruel objetivo de ataque, pero se detuvo de lleno al notar como al frente suyo Prudence le miraba con una sonrisa que mostraba sus blancos dientes—. No te entrometas en esto
Marcos tomó al humano del cuello y lo elevó en el aire. Simón movía sus piernas con desesperación y dolor, la pierna rota le pedía atención con urgencia al mismo tiempo que sentía como la presión de la mano en el cuello empezaba a cortarle la respiración. Antes de poder realizar algo notó como una calidez invadía su pecho, la mano de Marcos estaba atravesando su piel sin que pudiera hacer nada. Atrás de su enemigo notó como Teresa intentaba alejar a Prudence para ir en su ayuda, sabía que era en vano, estaba condenado y ella no podría hacer nada, la única esperanza que tenía era que lo mordiera.
Marcos movió su mano sin quitarla de entre la piel de su enemigo y rápidamente, en dirección inferior continuó rasgando su piel hasta la altura de su abdomen. Al notar como el cuerpo de su enemigo temblaba lo soltó del cuello y lo dejó caer pesadamente.
El sonido de un grupo de pasos comenzó a resonar en el ambiente, eran tres, no, cuatro pares de zapatos que se acercaban al lugar. Marcos sonrió, todo estaba yendo conforme al plan y en el tiempo pactado. Dio la espalda a su enemigo caído y notó como Prudence mantenía ocupada a Teresa para que el plan no fuera destruido por situaciones no considerados.
Dos hombres de trajes formales de color negro se acercaban por un costado, al lugar opuesto dos mujeres de vestidos largos y anchos, color crema con encajes amplios realizaban la misma acción. Los cuatro recién llegados llevaban máscaras blancas victorianas que les brindaban un aspecto totalmente alejado al de la realidad. De breves pasos y sin mencionar una sola palabra cada uno de ellos tomó una de las extremidades de Simón en estado inconsciente y se lo empezaban a llegar
—¡Aléjense de él! —gritó Teresa con dos mandobles en dirección de Prudence sin lograr su objetivo. La vampiresa sonrió al notar que la desesperación minimizaba sus oportunidades de herirla.
Marcos giró en dirección de Teresa, la cual notó como Prudence corría en dirección de los arboles con su risa infantil—. ¡Te mataré Marcos! —gritó en cuanto notó que estaba cerca
—No lo harás, no está predestinado de esa forma, sin embargo, tanto tú como Simón han jugado un papel importante en todo el camino. Cuando inicié este proceso fue difícil que muchos estuvieran de acuerdo por lo que lograr que ustedes los eliminaran fue fácil. Aunque el crédito no es del todo mío
—No me interesa en lo absoluto —sentenció con firmeza. Dio dos pasos rápidos y con su espada intentó generar un corte en su enemigo. Su pupila se expandió al notar como su enemigo ya no estaba al frente sino a su costado, antes de poder reaccionar notó como tomaron su brazo derecho y lo forzaron hacia la parte posterior, el dolor en su cuerpo causó que soltara la espada al suelo, la cual cayó con fuerza, notó como la energía que la rodeaba por la bendición se dilapidaba, solo significaba que quien la había bendecido estaba muerto o la había disipado.
La mano izquierda de Simón cruzó su pecho de izquierda a derecha, el sentir el roce de sus pechos con la extremidad de su enemigo causó una reacción química incontrolable en su cuerpo, se maldijo para adentro, no podía aceptar que aún sintiera algo y menos en esa situación. Estaba atrapada y a merced del enemigo.
Enseguida sintió como Marcos respiraba sobre su cuello, por primera vez notaba como la respiración de su enemigo parecía la de un humano y todo su ser añoró el pasado con ansias infinitas.
—Sé que es lo que pasa por tu mente —declaró Marcos con un susurro en el oído de Teresa
—¿En serio? —declaró con voz baja. Enseguida levantó su cabeza con fuerza y golpeó la quijada de su enemigo, lo cual liberó su cuerpo de los brazos por unos instantes. Ella levantó su pie derecho y le dio una patada en la entrepierna, causando que diera un paso hacia atrás.
Teresa al liberarse de su captor intentó alcanzar su espada rápidamente, pero notó como a su izquierda Marcos le miraba con enojo y de un movimiento en su hombro fue lanzada al piso, cayendo sobre su espalda. Marcos tomó la espada con molestia y en un breve segundo atravesó la mano de Teresa con la espada, aprisionándola en el piso. La chica profirió un grito de dolor.
Marcos se arrodilló al frente de su enemiga, su mano izquierda aprisionó el brazo derecho de la joven en el mismo instante que su mano derecha comenzaba a deslizarse por su muslo con evidente lujuria
—Me has llamado monstruo varias veces ¿Qué te parece si ahora me comporto así? —culminó su sentencia. Su mano derecha continuó subiendo rápidamente.
—¡No te atrevas! ¡Suéltame! —gritaba y rogaba con impotencia. Dos lágrimas cayeron por sus mejillas, estaba aterrada y temía lo peor.
—Los vampiros tenemos ciertas necesidades —
Teresa rogaba morir en ese instante. No quería ver ni sentir lo que iba a suceder.
—Hay algo que no sabes….
Teresa escuchó esas palabras con temor. Estaba aterrada
—Te voy a contar un pequeño secreto —susurró Marcos en el oído de Teresa, ella notó como la mano del vampiro permanecía en la parte superior de su muslo sin moverse
Teresa quiso decir algo, pero sintió como su cuerpo se estremecía por un dolor. Los colmillos de Marcos le atravesaban el cuello. Miró al cielo y notó como la luna empezaba a tomar un color azulado oscuro, una anomalía antinatural, quizá como lo que tenía encima.
— El maestre no está muerto
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