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Looking for Something - Capítulo 18: Poderes similares

  • Foto del escritor: Kyon Andres
    Kyon Andres
  • 4 abr 2019
  • 20 Min. de lectura

Sociedad de Almas, Seireitei


El nivel de reiki de su contrincante no era alto, sin embargo, definitivamente era mayor a la media del lugar. Notaba el movimiento y fuerza de Shinji junto a Noriko, evidentemente habían iniciado una batalla.


—No es mi intención aleccionar lo que ustedes deben hacer aquí, pero puedo ver e intuir que no nos permitirán avanzar hacia el objetivo únicamente por ello —declaró Chad sujetando su katana con fuerza y osadía.


—Estás en lo correcto —respondió el teniente


—Bueno —empezó Chad —Te mentiría si dijera que odio pelear, en realidad eso me ha mantenido con vida —terminó su frase en medio de un suspiro, agachó su cabeza y en su rostro de dibujó una sonrisa. Un pequeño viento movía lentamente las vestimentas de ambos guerreros. —Soy Chad, líder de los vengadores de Paix—


—¿Paix? —inquirió el teniente. —No permitiré que avance ninguno de ustedes. Soy Hisagi Shuuhei, teniente de la novena dimensión —completó


—¿Teniente? —preguntó Chad con sorpresa —Supongo tú poder debe ser notorio para que tengas un título renombrado—


—Interesante observación —emitió Hisagi lentamente. —Lamento no tener tiempo para seguir oyendo tus filosofías—


El teniente desapareció y materializando al frente de Chad atacó con su zampakutō. Chad detuvo el ataque sin problema alguno. Su katana tembló por dos segundos ante la presión del enemigo. Hisagi de un rápido movimiento giró su arma para ejecutar un corte al nivel del cuello de Chad, pero el guerrero desapareció a gran velocidad para colocarse a salvo.


Rula por su parte se encontraba al frente de una mujer, la cual se había declarado como Rangiku Matsumoto, teniente de la décima división.


—Iré a por todo —declaró Matsumoto con decisión y un tono burlón. Su arma permanecía firme en su mano. La teniente comenzó a correr alrededor de la recién llegada, definitivamente su velocidad no era promedio.


Rula se alejó del alcance de la teniente, abrió el abanico rápidamente con su mano derecha y moviéndolo de forma circular lanzó un corte de energía que rasgó el ropaje de la joven shinigami.


Matsumoto se colocó a pocos metros de distancia de frente a su enemiga, ante la sorpresa de la misma, fue en ese momento que decidió atacar —Forma de destrucción número 31: Disparo de Fuego Rojo—. De su mano derecha salió una esfera roja de energía que chocó en contra de su enemiga. Aprovechando esto, Matsumoto atacó rápidamente a su enemiga, logrando un corte en el brazo izquierdo.


Rula había perdido movilidad con ese ataque y su brazo izquierdo estaba sangrando por culpa del corte, no dejaría que tuviera otra oportunidad de atacar. Estiró su abanico con fuerza y de improvisto varios cortes salieron a toda velocidad. Todos ellos chocaron con algunas edificaciones, había logrado su objetivo.


—Parece que de alguna forma mi ataque bloqueó tu habilidad de pelea —declaró Matsumoto con una sonrisa de confianza. De reojo observó la pelea entre Hisagi y el otro joven recién llegado, las armas de los dos chocaban a gran velocidad. Comprendía el motivo por el cual el comandante general los había enviado específicamente a ese lugar.


—Tu ataque no me ha quitado la visibilidad, pero eso tampoco equivale a que no tenga cartas bajo la manga como lo hiciste tú. A veces las batallas no se basan en quien derrota primero al enemigo, sino en quien gana la batalla —completó sonriendo, el dolor de su brazo era profundo y empezaba a perder sangre. A veces odiaba el costo del dolor para lograr su poder, la sangre caía lentamente por su brazo. Debía terminar la batalla, definitivamente su contrincante no sospechaba nada.


—Veamos si tus palabras son ciertas —completó Matsumoto. —Debo terminar contigo rápidamente —musitó estirando su katana. —Gruñe, Haineko


Rula observó como el filo de la katana desaparecía para convertirse en arena que envolvió el campo de batalla.


—¿Qué demonios intentas hacer? —preguntó Rula con molestia. La arena a su alrededor no solo dificultaba su visión, sino que la empezaba a irritar.


—Las tácticas nunca se revelan —declaró Matsumoto con alegría y una extensa sonrisa, estiró su espada para atacar rápidamente


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Hisagi notaba como el sudor caía por su cuerpo, su enemigo manejaba la katana a un nivel superior. No era un enemigo cualquiera, aunque su reiatsu no superaba el de un teniente, no se explicaba la razón de su poder. —¿Quién demonios son ustedes? No puedo sentir reiatsu en sus cuerpos—


—Nosotros no somos de este lugar, ni de esta dimensión siquiera. Solo hemos venido para conseguir un objeto que pertenece a nuestro hogar; y que es la clave para terminar con el mal en nuestro lugar de residencia —explicó Chad. —Aunque eso no te interesa realmente—


—Tienes razón —contestó Hisagi. —Lamento tener que ser quién destruya tus objetivos, pero debo terminar esta pelea aquí y ahora— declaró estirando su zampakutō —Cosecha, Kazeshini


La katana brilló unos instantes, al finalizar todo el espectáculo visual la katana se había transformado en un par de hoces de mango curvo unidas por una cadena. Ante la sorpresa de Chad el teniente de la novena dimensión sintió seguridad.


—Al parecer la habilidad especial de ustedes es cambiar la forma de sus armas, la joven de allá igualmente pronunció palabras en ese mismo estilo —declaró con emoción, su dedo índice derecho señaló a Matsumoto. —Además de creación de energía materializada. La batalla es joven y has usado una de tus habilidades especiales, eso da que desear—


Hisagi con furia lanzó una de las hoces en contra de su enemigo, pero este las esquivó con ayuda de su katana. En ese momento y a toda velocidad Hisagi tomó la cadena del arma y generando presión la movió hacia su pecho, causando que la cadena regrese a su dueño, produciendo un corte en la espalda del joven en el camino. Chad había olvidado la cadena y estaba herido en la espada por causa de ese absurdo y novato fallo.


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La katana de Matsumoto fue detenida en seco por el abanico de Rula, la shinigami no podía creer que un abanico, aparentemente de un material frágil, pudiera detener a su zampakutō. Usando su velocidad se alejó de la joven.


—¿Te sorprende que mi abanico haya detenido a tu katana? —preguntó Rula para causar una distracción en su enemiga, la sangre seguía brotando de la herida, era cuestión de minutos para que su plan culminara con efectividad. —Lamentablemente no existe nada que pueda cortarlo—


Matsumoto la miró con cuidado, estaba pálida y sus ataques no eran agresivos en totalidad, comenzaba a preguntarse si era por acción de la pérdida de sangre. Sin perder tiempo dio un mandoble con la tsuka de su katana y toda la arena rodeó a la joven Rula.


—¿Qué…? ¿Intentas dificultar mi vista con esta arena? —declaró Rula estirando su mano izquierda y abanico con fuerza. Acto seguido gritó. —Ventisca infernal


Un fuerte viento alejó la arena con agresividad, Matsumoto notó que la joven había quedado indefensa ante un ataque. Sin perder tiempo movió nuevamente la tsuka de su katana para que la arena a gran velocidad envolviera a Rula, en el ambiente la arena comenzaba a comprimirse alrededor de su cuerpo.


El abanico de la joven guerrera cayó pesadamente al suelo haciendo resonar las partes de metal ocultas. Varias hileras de sangre salpicaron en el aire, decenas de cortes aparecieron en el cuerpo de la joven, su sistema nervioso colapsó y cayó fuertemente al piso. En su mente se reclamaba por el error y descuido. Decidió no darle importancia a ello, de todas formas, Chad se encargaría de ambos.


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Matsumoto se colocó estratégicamente junto a Hisagi. Chad generó un suspiro de molestia, ahora tenía que encargarse de dos tenientes. Miró como Rula reposaba en el suelo y perdía sangre de las heridas. Definitivamente tenía que ayudarla antes que el problema aumente.


Heilung —declaró Chad creando una pequeña esfera blanca de su mano derecha y enviándola al cuerpo de su amiga. Ambos shinigami no tuvieron tiempo de detener esa situación, todo fue demasiado rápido para ellos.


—Con eso estará viva —declaró Chad flexionando los músculos de sus brazos y cuello, el nivel de estrés por la batalla no se lo esperaba. —Ahora, lamento que la batalla tome otro curso, pero no puedo permitir que ninguno de ustedes quede intacto tras el lamentable estado en el que se encuentra mi amiga—


Matsumoto e Hisagi tomaron sus zampakutō con fuerza. Chad cerró sus ojos por dos segundos, acto seguido los abrió. Para sorpresa de ambos shinigami el ojo derecho de Chad ahora era de un color rojos intenso y el izquierdo era negro en su totalidad, algo aterrador para ellos.


El líder de Paix acumuló gran parte de su reiki en su arma y con dos mandobles rápidos generó franjas rojas de energía que chocaron contra las hoces del arma de Hisagi, la arena de Matsumoto la protegía. Notaron que el poder no fue alto al llegar a sus cuerpos. Ante la sorpresa de ambos, al frente se encontraba un capitán que había detenido la mayor parte del ataque, lo que habían recibido ellos era únicamente retazos del ataque.


—¡Capitán Komamura! —declaró Hisagi ante la sorpresa. Chad lo miró con seriedad, el sujeto que estaba al frente tenía un reiki poderoso. Intentó atacar nuevamente, pero era evidente que todos ellos habían caído en la trampa. Era hora de liberar su poder a toda costa para seguir en la búsqueda de la esencia.


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A varios kilómetros de distancia de la batalla entre Chad y los tres shinigami, se encontraba Kira con su zampakutō liberada, al frente Shinji estaba fusionado son su rifle, su mirada demostraba la decisión de ganar la batalla. El shinigami sentía como la última bala que había impactado en su cuerpo lo comenzaba a afectar, un adormecimiento de sus extremidades superiores.


Noriko estaba sentada en un lugar cercano, miraba como peleaba Shinji, estaba interesada en sus habilidades y era la oportunidad perfecta de analizar a su compañero para cualquier situación bélica a futuro.


—Tú sistema nervioso debería colapsar en pocos segundos —expresó Shinji. —Conozco la habilidad especial de tu espada, no tienes oportunidad de sorprenderme


Kira apareció al frente de Shinji de improvisto. —Forma de destrucción número 31: Disparo de Fuego Rojo —completó con rapidez. Energía roja se generó en su mano y chocó contra el pecho de Shinji que cayó de golpe al suelo debido a la fuerza del ataque. Noriko se levantó de su asiento, estaba sorprendida por la habilidad, no era magia lo que usaban esos sujetos, era algo muy distinto. Aparentemente los shinigami eran más fuertes de lo que pensaba.


En el instante que Shinji colocaba sus manos en el piso para incorporarse sintió como la espada de su enemigo chocaba con su cuerpo. Sabía que significaba eso, su cuerpo era ahora cuatro veces más pesado, pero a pesar de ello, aún se movía sin dificultad.


—¿Cómo? —declaró Kira con sorpresa al ver que no existía cambio alguno en su enemigo


—Lastimosamente esto no es nada comparado con todo lo que sufre Rathúnas —gritó levantando su rifle listo para atacar. —Detonación infinita —disparó en dirección de su contrincante. Kira esquivó a todas las balas, pero enseguida notó como las mismas comenzaban a seguirlo a gran velocidad. No tenía otra alternativa más que huir. Su mente estaba enfocada en huir de las balas que no notó como Shinji estaba ahora al frente suyo.


—Estrella explosiva —atacó con su rifle estirado hacia su contrincante. Kira inmediatamente notó que estaba atrapado. El rifle generó una luz amarilla intensa y notó un dolor en su cuerpo antes de caer en el piso en medio de un charco de sangre, su conciencia desapareció.


Shinji dio un respiro para proceder a eliminar su fusión de armamento. En ese instante sintió la presencia de un reiki fuerte. Los cuerpos de los tenientes Hinamori y Kira desaparecieron del lugar donde reposaban. A su costado Noriko sostenía su espada con firmeza, un nuevo enemigo había llegado.


Noriko observó como en lo más alto de una casa, en un espacio plano, permanecían acostados los cuerpos de ambos tenientes. Noriko giró ciento ochenta grados en su propio eje y apuntó con su espada a un sujeto con vestimenta similar a los tenientes, pero en la parte superior llevaba una capa blanca.


—¿Quién eres? —gritó Shinji mirando a su contrincante. Al frente permanecía de pie un chico de cabello blanco en una tonalidad plateada, un color bastante inusual. Definitivamente era demasiado joven en comparación de los anteriores contrincantes.


—Tōshirō Hitsugaya, capitán de la décima división —se presentó en el mismo instante que sacaba su katana. Shinji sintió un dolor en su cuerpo por la reciente batalla, pero notó la emoción de Noriko, un capitán sería un reto muy interesante.


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En una tercera parte de la Sociedad de Almas otras dos batallas estaban iniciando. Tec, hermano de Chad, miraba con entretenimiento a un sujeto con traje de shinigami, sus expresiones demostraban su gusto por la pelea y su cabeza mostraba la ausencia de cabello. Se había presentado como Madarame Ikkaku, tercer oficial de la onceava división.


Ikkaku se lanzó al ataque con su zampakutō en contra de Tec, pero el hermano de Chad lo esquivó con relativa facilidad. —Vaya, eres un bárbaro —declaró Tec alejándose de su enemigo de un salto, sus pies tocaron las ramas de un árbol cercano.


—No me vengas con eso —declaró Ikkaku con molestia. De un impulso saltó para acercarse en modo ofensivo. Tec dejó caer de sus largas mangas del traje dos barras de metal redondeadas y con un breve movimiento circular hizo chocar ambas para crear una lanza. Ikkaku detuvo su acercamiento de improvisto, no esperaba ese movimiento.


Ikkaku estaba sorprendido con eso. Tec sonrió lentamente mientras levantaba su lanza la cual empezó a tener un brillo peculiar. Ikkaku no podía permitirse perder por lo que juntando su katana con la saya grito. —Crece, Hōzukimaru


La katana tras perder su brillo se había convertido en una lanza dividida en tres secciones.


—Vaya, tú vas a luchar con un Nunchaku de tres partes —sonrió Tec. —Nunca he peleado en contra de esa arma


A pocos metros de ese lugar Bulow se encontraba en frente de Yumichika Ayasegawa, quien se denominaba el quinto oficial de la onceava división. Bulow lo miraba y notaba que era alguien peculiar, en su mirada y nerviosismo escondido se notaba que ocultaba algo.


—Eres alguien intrigante —declaró Yumichika al observarlo con su larga y maltratada gabardina, la cual le cubría prácticamente todo su cuerpo. —Opino lo mismo de ti— fue la respuesta que recibió


Yumichika se lanzó al ataque con su katana, pero Bulow de un salto esquivó el ataque. El shinigami se movió a una velocidad mayor para tratar de atacarlo, pero la agilidad de su oponente era similar.


—Usas una velocidad constante para atacar, al mismo momento embistes con fuerza y decisión —declaró Bulow alejado de su enemigo. —Con esto me basta para atacarte —completó lanzando su gabardina al suelo.


Yumichika quedó atónito ante lo que miraba, debajo de la gabardina llevaba un pantalón estilo militar y una camiseta negra que mostraba un tatuaje de color negro en su brazo derecho; en todo su cuerpo se encontraban adheridas varias armas de fuego. En su espalda observó que llevaba una escopeta.


—¿Qué demonios eres? —murmuró el shinigami con evidente inquietud.


—Soy Bulow, sobreviviente del poblado de Triggering —completó en el momento que tomaba armas en sus manos, dos Desert Eagle de color plateado. Empezó a disparar a toda velocidad en contra de su enemigo, Yumichika huía y contenía las balas con su katana, pero la fuerza de las balas era demasiado para detenerlas sencillamente. Llegó hasta una edificación donde se mantuvo en silencio con la intención de escapar de aquel infierno de armas.


Bulow apareció al frente de su enemigo con total tranquilidad. Yumichika entonces adelantó su espada y gritó. —Florece, Fuji Kujaku.


La zampakutō se iluminó y quedó en su lugar una hoz divida en cuatro hojas idénticas.


—Parece que lo interesante comienza aquí —declaró Bulow saltando y tomando en sus manos una MAGNUM mod.2000., con la cual empezó a disparar. Las balas al chocar en contra de algún objeto o pared, causaban una destrucción en partículas.


—Esas balas no son de este mundo —pensó Yumichika esquivando cada una de ellas


—Estás en lo correcto —completó su enemigo disparando sin dudar.


¿Acaso el recién llegado había leído su mente?


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Shinji y Noriko se encontraban al frente del capitán de la décima división. Ambos sintieron un poderoso reiki en su adversario, pese a la apariencia de un niño, su enemigo era alguien de tener cuidado.


—Los anteriores se denominaron tenientes y ahora al frente nuestro tenemos a un capitán. Eso quiere decir que no debe haber nadie más sobre ustedes —declaró Shinji con seguridad. —Ustedes son la cima—


Hitsugaya lo miró detenidamente, el hecho de que el sujeto estuviera prácticamente fusionado con un rifle lo hacía misterioso. ¿Acaso era la transformación de una zampakutō? Pero en cambio la joven llevaba una espada distinta a las que había visto anteriormente en enemigos. Negó con su cabeza, eso no era importante en ese momento, lo que era importante y real era el hecho de que ellos no pertenecían a ese lugar.


—El hecho de que hayas tomado los cuerpos de esos sujetos a una velocidad rápida, más no invisible, significa que tú reiki pese a ser poderoso, no es de más de cuarto nivel —declaró Noriko con seriedad, en su mano la espada brillaba con intensidad.


—¿A qué te refieres con reiki? —preguntó Hitsugaya colocándose de forma lenta al frente de sus enemigos. Shinji estaba preparado para atacar en cualquier momento.


—Reiki, la energía que mueve a todo el universo. Sin su presencia solo existiría la nada —declaró la guerrera, de improvisto levantó su espada y se acuchilló en el pecho a una gran velocidad. El capitán Hitsugaya levantó su zampakutō ante la sorpresa.


—Esto se está volviendo desagradable —murmuró Shinji generando una mueca negativa, su mirada se dirigió al costado opuesto a su compañera.


—¿Qué has hecho? —preguntó Hitsugaya al ver que su contrincante no tenía ninguna herida en el pecho y la espada había desaparecido en su totalidad. Ahora estaba completamente seguro, ellos podían ser unos adversarios a tener cuidado.


—¿Quién sería tan tonto para responder esa pregunta? —se mofó Noriko mirando a Shinji. —¿Quieres iniciar la pelea? —


—No tienes que decirlo —respondió Shinji


De un rápido movimiento el guerrero de Rathúnas desapareció en el aire y a varios metros en la altura inició una serie de disparos en contra de su enemigo. El capitán comenzó a utilizar el shumpo, la agilidad característica de los shinigami, para evadir los ataques del arma de fuego. De un movimiento inesperado apareció al frente de Shinji con su espada dirigiéndose a su rostro, pero fue interceptada con el rifle. Ambos retrocedieron, el guerrero notó como su arma había quedado cubierta por unos milímetros de escarcha helada.


Noriko notaba con picardía como su compañero mostraba sorpresa por ese hecho, pero ella había descubierto que la espada de su contrincante se basaba en agua y hielo. Era evidente en cuanto a su estrategia que él no ganaría con su arma o una espada.


Shinji decidió arremeter a toda velocidad con ataques, todos ellos fueron esquivados con facilidad. Fue en ese instante que el capitán saltó al aire gritando a toda fuerza. —Solidifica los cielos helados, Hyōrinmaru


Atrás del capitán se generó un dragón de hielo y agua, en la empuñadura de la katana del capitán apareció un kunai. Shinji quedó estupefacto al igual que su compañera. Era evidente que el poder de los capitanes era muy diferente al de los tenientes, el nivel de reiki que se sentía en el ambiente cambiaba el orden de las prioridades.


Hitsugaya blandió su espada lentamente mientras el dragón empezó a lanzar potentes chorros de energía helada, que en realidad era reiatsu congelado. Noriko esquivó con tranquilidad a la mayoría de ellos, pero Shinji no lo pudo lograr por su fusión, la mayor contra de su fusión era el decrecimiento de su propia velocidad. Varios chorros de energía lo comenzaron a cubrir rápidamente, antes de poder reaccionar a la situación sintió el mandoble de la zampakutō del capitán que cortaba su piel a la altura del pecho. Notó como la fusión desaparecía y maldijo para sus adentros, definitivamente el destino le estaba jugando una mala pasada por segunda ocasión.


Hitsugaya notó que sus enemigos al parecer no tenían un conocimiento notable en cuanto a las habilidades de la zampakutō, por lo que tenía mayores posibilidades de ganar. Regresó su mirada hacia Noriko y su rostro no pudo disimular la sorpresa, la joven le mirada con una sonrisa.


—¿Acaso ahora piensas vengar a tú amigo? —preguntó el capitán moviendo su espada de forma amenazante. El dragón a sus espaldas tenía facciones en el rostro que demostraban su molestia.


—¿Amigo? Esa es una palabra muy completa —manifestó fríamente Noriko pasando al lado de su compañero caído. Sus manos enviaron disimuladamente una esfera de color blanco al interior del cuerpo de Shinji. —Estamos unidos para recuperar un objeto de esta dimensión, sin embargo, toma en cuenta que ello no equivale a que deba proteger sus vidas. Fue la decisión de él venir aquí, y por culpa de su decisión está en ese estado—


Hitsugaya mantuvo silencio, la dualidad de carácter entre ambos guerreros estaba separada por un abismo. La joven generaba sus comentarios con una carencia de sentimientos. El capitán Hitsugaya movió nuevamente su espada en dirección de su contrincante. El dragón lanzó nuevamente su ataque, los chorros de energía chocaron contra una barrera invisible


—¿Qué? —declaró el capitán sorprendido


—Al parecer no estás acostumbrado a nuestro tipo de magia. Y ya he visto cómo son sus habilidades, es decir manejo de katanas, manipulación de energía, habilidad y ataque cuerpo a cuerpo —declaró Noriko mientras sonreía. —La victoria es mía—


—No es posible —murmuró Hitsugaya lanzando de nuevo el ataque. Noriko levantó sus manos extendiendo los dedos índice y medio y gritó. —Whirpool


Una fuerte ventisca envolvió a la joven guerrera, el viento fue avanzando en su camino y comenzó a formar un tornado que tomó tonalidades rojizas en el camino. En cuestión de un segundo el tornado rojo había alcanzado gran potencia. Ambos ataques chocaron y el capitán notó como su habilidad había sido eliminada correctamente, colocó su zampakutō frente a su rostro y logró disipar la fuerza de ataque, sin embargo, su ropa tenía varios cortes por la fuerza de la misma.


Hitsugaya miró a su enemiga, su rostro mostraba tranquilidad ante todo momento, notó como avanzaba lentamente hacia su punto de eje. Debía pensar en algo rápidamente, solo tenía una opción, el bankai.


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Los ojos de Chad permanecían de los mismos colores, rojo el derecho y negro el izquierdo. Miró a sus contrincantes. Él sujeto fornido que había llegado de improvisto era un canino antropomórfico, vestía el uniforme típico de los guerreros del lugar y encima una tela blanca con signos de color negro.


—No tengo tiempo para jugar —declaró Chad extendiendo ambas manos — Magia Suprema. —gritó. Un fuerte viento rodeó a Chad. —Kunai Desgarrador


Chad atacó sin perder tiempo. Komamura y los tenientes usaron el shumpo para esquivar ese ataque, pero la velocidad del mismo era superior a lo que imaginaron desde el inicio. Lentamente el viento alcanzó a Matsumoto e Hisagi, los cuales solo sintieron como todo su cuerpo se helaba, la sangre caía por su piel a gran velocidad, el fallo fue pensar el que ataque era de energía, cuando era un ataque físico muy ofensivo.


Un sonido hueco resonó en el ambiente al chocar sus cuerpos inconscientes con el frío del piso. A pocos metros de distancia el capitán Komamura permanecía de pie, sus ropajes blancos estaban destrozados por los rezagos del ataque.


Komamura apareció de improvisto a pocos metros al frente de su enemigo. De entre sus ropajes desgarrados tomó su katana, la cual era más grande a las usadas por los tenientes que enfrentaron. Sin perder tiempo levantó su zampakutō y gritó. —Ruge, Tenken


Chad lo miró fijamente, esperaba algún cambio visual en su katana, pero a simple vista no hubo alguno.


Chad sonrió burlonamente ante su enemigo, pensaba que solo estaba mofándose de la situación. —Courts blood—gritó con fuerza, varias ráfagas de energía combinadas entre su katana y manos salieron en dirección del capitán, pero las esquivó a gran velocidad, el capitán dio un mandoble hacia su enemigo a la distancia, para el desconcierto de Chad.


Ante la sorpresa de Chad, una mano gigante apareció y le propinó el mandoble de la espada con una fuerza brutal. No estaba preparado para ese ataque, por lo que lo recibió de lleno y con toda la fuera incrementada del gigante. Cayó al suelo y fue arrastrado por la potencia del ataque, tras unos segundos en que el polvo y los escombros terminaban de caer por el lugar, Chad se levantó con una hilera de sangre en su frente.


—Me ha sorprendido tu ataque, lamento mucho tener que usar ahora uno de la misma magnitud —declaró Chad mirándolo con firmeza, estiró los músculos de su cuello y continúo. —No lo había usado desde que caí en el lado de la maldad. Fue entonces cuando me salvaron de ese abismo catastrófico y prometí no volver a usarlo, la única excepción es por el bien de la justicia—


Komamura lo miró con evidente sorpresa, sus palabras al igual que su forma de hablar y quizá su pasado, le recordaban a su amigo Tōsen. —No tengo intenciones de permitirte culminar el ataque en cuestión —declaró el capitán repitiendo el ataque, nuevamente apareció el brazo en el aire.


—Revolución Arcana —completó Chad a gran velocidad. Una hilera de luz se formó a sus espaldas generando la forma de una serpiente. El capitán notó como la figura tenía dos puntos brillantes, dos ojos. Todo el cielo de la Sociedad de Almas fue cubierto por varias nubes negras y rojizas, en el interior de las mismas destellaban un sinnúmero de rayos insonoros, los cuales al pasar algunos segundos comenzaron a caer por todo el lugar.


A lo lejos, en el edificio de la primera división, el capitán comandante Yamamoto murmuró algunas palabras para sí mismo. Tres capitanes permanecían a su lado mirando con evidente sorpresa el cambio climático en el lugar. Los ryokas tenían bastantes sorpresas bajo la manga.


Tec y Noriko observaron el espectáculo, no esperaban que una revolución arcana apareciera en el lugar, al ver lo que se comenzaba a formar en el lugar de batalla comprendieron que no era de un enemigo. Sus pensamientos los cubrían por completo y ellos mismo se preguntaban el motivo por el que Chad usaría ese tipo de habilidad después de toda su historicidad.


A las espaldas de Chad en medio de los rayos apareció una víbora de varios metros de longitud que se elevaba en el cielo. Su piel amarillenta con tonalidades blancas y negras en distintos puntos le brindaba un aspecto aterrador. Su cabeza de forma triangular daba paso a ojos blancos con la característica pupila vertical color negro. A cada lado de la cabeza, entre el ojo y el hocico se observaba una foseta loreal.


La víbora observó al brazo de gigante con molestia, abrió su hocico a toda prisa para lanzar un líquido amarillento que desintegró al brazo en miles de pedazos ante la sorpresa del capitán, sintió un ardor en su brazo, pero era el menor de sus problemas. El líquido, como si tuviera vida, desvió su caída al suelo en dirección del capitán antropomorfo. Komamura usando su velocidad evadió el ataque, pero varios edificios desaparecieron entre un humo causado por la reacción química del líquido con la materia.


—¡No te permitiré que siembres la maldad en este lugar! —declaró Komamura con fuerza, su zampakutō empezó a brillar por unos segundos. Con un gruñido el capitán gritó. —BANKAI


La zampakutō empezó a brillar con intensidad ante el asombro de Chad. —Kokujō Tengen Myō'ō


El cuerpo y la katana de Komamura se cubrieron por la energía del reiatsu rojo, a sus espaldas apareció un gigante de magnitudes colosales. En su mano llevaba una espada.


—La verdadera pelea, parece que va a comenzar —declaró Chad con una sonrisa


Castillo del Reino de Cristal


Ariadna miraba las nubes que envolvían al Reino de Cristal. Sus pensamientos se vieron cortados por los aullidos de los lobos, un mal presagio diría su padre al estar en ese lugar. Pensaba en sus compañeros de batalla, deseaba que todo fuera de la mejor manera para que recuperaran la esencia y así, tener una ventaja en contra de Abaddon y su pandilla de molestias poderosas.


—Ellos estarán bien. Si algo han demostrado es ser fuertes.


Ariadna sonrió ante el comentario, sus manos se entrelazaban nerviosamente. Una ventisca sacudió su cabello sobre su rostro, sus ropajes se movían de tal forma que parecía en cualquier momento se iban a desprender. Giró su rostro a la derecha para evitar el viento, miró como el mago generaba un escudo protector para evitar la corriente en el lugar. El reino de cristal podía llegar a ser muy cruel a momentos.


—Lo sé. Ojalá pudiera ir con ellos para apoyar en la búsqueda de la esencia.


—Tu trabajo es muy importante en este lugar, brindas razón y calidez a la mayoría de líderes y comandantes de la resistencia. Sin ti, esos viejos ya hubieran lanzado su poderío al vacío de la desesperación.


Ariadna dejó escapar una risa ante el comentario. Giró su cabeza hacia el cielo. Ya había pasado bastante tiempo desde que había reído libremente, era una sensación muy agradable.


Para su sorpresa, tres cruces blancas de energía cruzaron entre sus rostros. A pocos metros de distancia las cruces chocaron en contra de una ráfaga de energía azul. Una explosión resonó en el ambiente. Varios soldados sacaron sus armas ante la sorpresa, los civiles comenzaron a correr hacia el interior del castillo para su resguardo.


—¿Qué…? —comenzó a preguntar Dogson sin atinar a identificar la amenaza


—Atacando desde lejos como un cobarde —sentenció Madame Margaret. Una larga cruz de color blanco aparecía a su espalda. —Siempre supuse que regresarías a este lugar para continuar con tu traición.


Ariadna y Dogson identificaron al recién llegado. Era un chico de tez blanca, cabello negro, ojos negros. Sonreía mostrando sus rectos y blancos dientes. La belleza lo había bendecido en su nacimiento. La princesa lo reconoció tras unos segundos de análisis. Definitivamente si alguien sabía de la ubicación del Reino de Cristal era él.


—Madre, me alegra saber que has pensado en mí todo este tiempo. Es grato volver al lugar que me hizo ver la realidad. Ahora sirvo al gran Abaddon y planeo darle una ofrenda, todas las cabezas de los líderes de la resistencia en una bandeja—sentenció en el mismo instante que una guadaña de color rojo aparecía en sus manos


—Muchacho. Vaya que la insensatez te ha gobernado —interrumpió Dogson. Su bastón lo apuntaba con firmeza.


—Dogson y Ariadna. Deberían estar muertos, lastimosamente la intromisión de mi madre los ha salvado.


—Tu nivel de poder no es suficiente para causarnos un daño considerable —lo retó Ariadna con furia


—Quizá es hora de mostrarles lo equivocados que están


Cuatro cruces blancas nuevamente se dirigieron al chico, pero fueron evaporadas por el corte de la guadaña.


—Es tú último día causando problemas en este lugar —declaró Madame Margaret con tres nuevas cruces en sus manos


—Vuestro día ha llegado. Tomad las armas y luchad. Que vuestra alma sea el recuerdo de la batalla —declaró el joven en tono burlesco


—Miserable… —gruñó Dogson, pero la mano de Madame Margaret lo detuvo


—Un guerrero simplón al servicio de Abaddon nunca tendría la decencia e inteligencia de no burlarse de su padre.


—¿Guerrero simplón? —interrumpió el joven. —Soy Ioma, arcano menor al servicio de Abaddon. Y es el día en que el veneno de mi fuerza los aniquile.

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