Atrapado

Cada uno de los sonidos del ambiente se fue multiplicando en sus tímpanos. No importaba que tan efímero resultaba el sonido, era delatado inmediatamente. El grito de una persona, el sonido de un arma de fuego, el metal chocando contra su similar, el más mínimo estornudo, todo era detectable.

Su rostro desfigurado tenía la mirada perdida en un blanco fulgor. Sus pies se movían sin que una función neurológica lo dictaminara. El instinto de carnicería lo guiaba en silencio. A su costado sus hermanos de masacre realizaban el mismo acto, ignorándose entre ellos.

Su mente permanecía apagada, no existía conciencia o rastro alguno de civilización y cordura. Sin embargo muy adentro, en ese espacio no explorado o comprendido por la raza humana, se ubicaba su verdadera esencia, aquel joven trabajador, amable y amoroso con su familia. Alguien que ahora no existía físicamente, pero estaba atrapado en ese cuerpo desgarrado y sin vida.

Atrapado en ese espacio intangible observaba con terror, ira y frustración; como su cuerpo y todo lo que pensaba lo representaba, se movía en contra de su voluntad. Atacaba, asesinaba y masacraba a sus seres queridos. Había perdido el control de lo que declaraba suyo.

Sus ojos notaron a una joven que intentaba huir de ellos. Todo en vano, pretendiendo hacer todo en su poder no logró evitar su aportación en la aniquilación de su vida. Quería gritar, pero no podía, definitivamente su idea de que morir ante esas criaturas era lo peor, quedaba opacada con la cruda realidad donde su esencia en realidad era la atrapada sin sentido, sin final y sin salvación.